¿Reflexiones o desilusiones?

Madrid, 28 de febrero de 1996. 8:35 pm. Tres grados bajo cero: 

Las ruedas del avión tocaron la pista del aeropuerto de Barajas, en ese momento, tuve una extraña mezcla de felicidad y tristeza, era libre, pero no me sentía liberado. Atrás quedaban las ataduras de los comunistas cubanos. Pero, inexplicablemente, me sentí atado a ellas. 

—"Estoy en un país democrático", eso pensé y lo creí en ese instante. 

Meses después, comprendí mi error, había cambiado el sistema "socialista tropical cubano" por el "socialismo democrático" español.

No importa cuál partido político este al frente del gobierno español. El Estado rige cada uno de  todos los aspectos de la vida cotidiana y privada de la población. Campesinos, empresas, industrias, sindicatos, trabajadores, todos, sin excepciones, son controlados por las normativas, unas, dictadas por funcionarios de la Unión Europa y otras los políticos de turnos en el gobierno español. 

A las normativas, se suman las regulaciones territoriales, subvenciones a sindicatos con el dinero de los contribuyentes para mantenerlos callados y bajo el control de los políticos. Prohibiciones de todo tipo, leyes de como debes pensar y de pensamiento único.
 Regulaciones o leyes para las relaciones sexuales. Leyes para dominar y dirigir cualquier actividad de la vida privada de los ciudadanos: el uso del agua, el gas, la electricidad, los alimentos que debes comprar y comer. Animales permitidos puedes tener en tu casa y como cuidarlos, que tipo de automóvil deberás comprar y cuando deberás usarlo, entre muchas más. Todas controladas con multas, pagos de licencias y muchos impuestos para ejecutar el control total de la población.

Tal vez, los españoles crean y piensen que son libres. Y tal vez, los muchos españoles sean masoquistas y votan por el partido socialista. Nunca llegaré a comprenderlo.

Luis García Fresquet